Los gobiernos locales son reconocidos como actores claves en cualquier estrategia que se diseñe para enfrentar los efectos del cambio climático, puesto que ellos están más cercanos a las comunidades y a los ciudadanos. Y para formalizar el compromiso voluntario, institucional y proactivo de esas autoridades locales, se hace necesario, como primer paso, lograr construir un Acuerdo Político en esta materia, que facilite la cooperación, en un marco donde se garantice la autonomía local.
Los pactos y acuerdos políticos, son solo el inicio de un camino que hay que recorrer, pues una vez logrados, se inicia la tarea de organizar la forma como los mismos se van a ejecutar; en tal sentido, empiezan a surgir distintas expresiones formales de encuentros y reuniones a los fines de concretar las acciones a seguir, para ello se van creando plataformas globales, regionales e incluso locales de cooperación efectiva entre Estados, regiones o municipios, como ejemplo lo que ha sucedido con la Mancomunidad MACUMO.
Los pactos y acuerdos, así como la participación de los gobiernos locales en Redes, debe sostenerse en la legalidad que corresponda a cada país; en tal sentido, cada Municipio debe desarrollar su capacidad normativa y de planificación dentro de los límites que su propio ordenamiento jurídico le permita, a los fines de ser proactivo y lograr los objetivos perseguidos en esta materia, que al final lo que busca es proteger y garantizar una mejor calidad de vida para todos.
Resulta frustrante, que mientras en otros países las autoridades locales están jugando un rol importante en la lucha global contra los efectos del cambio climático, asumiendo desde sus propias gestiones públicas locales esta materia; en Venezuela, los Municipios son cuestionados como actores políticos en el diseño de Estado Comunal que promueve el Socialismo del Siglo XXI o en políticas públicas alejadas de la realidad sociopolítico territorial del municipio. Definitivamente, nos vamos quedando muy atrás en esta cooperación global para enfrentar el cambio climático.
Por esta razón, en el municipio que nos merecemos, debemos ejercer presión sobre nuestros administradores para lograr que los aspectos medioambientales, que tienen implicaciones sociales, económicas y de desarrollo, sean colocadas en las diferentes agendas de los poderes públicos constituidos y también sean tratados en las comunidades con los ciudadanos, dando así paso a una mayor y mejor participación sociopolítica de los ciudadanos. Ordenanzas y decretos que vayan encaminados a resguardar el ambiente, como sería la protección de las cuencas altas y medias del municipio, los pozos de aguas profundas, la vegetación urbana y periférica y los espacios de expansión urbana mientras se materializa la elaboración del Plan de Desarrollo Urbano Local PDUL que vendría a ordenar la anarquía actual de los espacios urbanos, basado en un diagnóstico claro, efectivo y participativo de cuál es el rumbo que debemos seguir. En el Municipio Alberto Adriani, es necesario resguardar tanto la vía alterna como sus linderos más próximos, así como también la posible prolongación al kilómetro 15, dada a la relevancia que esta vía tendría en el desarrollo futuro; las cuencas altas y medias de los ríos Caña Brava, Cacique y Caño Blanco, por su importancia como fuentes de agua potable; la vegetación circundante del pie de monte andino, cuya afectación ha llegado a más de 3500ha en un periodo de 15 años; y los no menos importantes pozos de aguas de la Pedeca y el sector la mina, por su importancia futura en aporte de agua potable a la población del municipio, entre algunos otros espacios de importancia y carácter ambiental relevante para el desarrollo futuro.
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