La dispersión urbana está cambiando el paisaje, y se está comenzando a notar las implicaciones sociales, ambientales y económicas, pero también sobre un crecimiento de la construcción social del riesgo, que no es más que, aun sabiendo que el construir nuestra vivienda en un lugar determinado nos pone en un riesgo socionatural (vulnerabilidad social más amenaza natural), pero estas características son solo una parte de toda la ecuación, ya que existe otra parte que influye directamente en la toma de decisión del lugar que soportara nuestra vivienda, y no es más que la perisología que deben brindar las instituciones públicas, apoyadas por un Plan de desarrollo Urbano Local (PDUL) y donde este último debe ser revisado periódicamente (10 años) para actualizarse al dinamismo del entorno y el crecimiento urbano en un territorio dado, en el Municipio Alberto Adriani, el PDUL data de 1993, lo que hace que este fuera de la realidad que se requiere para dirigir y coordinar el crecimiento, quedando solo la sapiencia y concepción de quienes otorgan los permisos de construcción cuando en el mejor caso los solicitan, pero existen otros que construyen sin tomarse esa molestia.
Construir en nuestro caso en las laderas del Río Chama, como las comunidades la Vega I y II, constituye un alto riesgo socionatural (alta vulnerabilidad económica y amplia amenaza natural), pero de igual forma en terrenos de alta fragilidad ecológica, como Mucujepe ubicado en el cono de deyección de al menos cuatro cuencas muy importantes en el municipio y que periódicamente tienen ciclos de arrastre de sedimentos producto de crecidas o eventos naturales asociados a variaciones climatológicas del occidente del país. Estos dos sectores solo son ejemplos, ya que de acuerdo a revisiones más extensas el 67% del municipio presenta alto riesgo socionatural y está expuesto a Inundaciones periódicas, deslizamiento de masa y la sismicidad propia de la cordillera andina, entre otras amenazas naturales.
En el Municipio que nos merecemos, debemos planificar con la necesidad de construir y consolidar un municipio con menos riesgos socionaturales, mayor orden en la expansión urbana y en el orden estructurado de lo urbano, de cara a los cambios que debemos tener como sociedad en los años venideros, en la renovación del mobiliario y en la actualización de las viviendas, que son parte del dinamismo poblacional y de los requerimientos de bienes y servicios necesarios para el crecimiento de nuestro territorio. Dada a la creciente necesidad de este instrumento, debemos estar conscientes de que las administraciones tampoco en este caso deberán estar solas en la consecución de propuestas y que debemos ser participantes activos en la planificación del desarrollo y de la expansión de los centros urbanos, siendo parte vital en la prospección y proyección de futuro de nuestra comunidad y de nuestra ciudad como un todo.
El Municipio que nos merecemos, es donde quienes nos gobiernan dejen a un lado la improvisación en la toma de decisiones y respondan a nuestras necesidades reales.
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