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Foto del escritorAngel Contreras

LA MOVILIDAD

El aumento del uso del vehículo privado en el paisaje de las ciudades en la última mitad del siglo XX, y la transformación de los hábitos de movilidad de los ciudadanos, ha traído consigo cambios en todos los aspectos de la vida urbana. En este sentido, desde el punto de vista del urbanista, la existencia de un modo de transporte popular con ajuste perfecto a la demanda del usuario promovió la segregación de usos, perdiéndose la matriz tradicional de la ciudad en favor de espacios separados e independientes entre sí. Desde el punto de vista del usuario, la percepción de libertad y de estatus social que aporta el vehículo privado, han generado un volumen de demanda de vehículos fuera de toda lógica, llegándose en algunos municipios a situaciones extremas en las que la motorización supera a la población. Desde el punto de vista del peatón y del ciclista, la ciudad se ha convertido en un ambiente en ocasiones hostil, donde dar un apacible paseo resulta un arriesgado recorrido entre vehículos que ocupan gran parte de la superficie urbana. La calle ya no es un lugar de reunión y encuentro para los ciudadanos, sino un espacio de estacionamiento y de tránsito de vehículos a motor. Desde el punto de vista de la administración, el incremento de la demanda del vehículo privado ha exigido elevadas inversiones en infraestructuras viales, en detrimento de otros medios de transporte que, a pesar de tener una capacidad por metro dedicado superior, no consiguen una cuota de mercado suficiente para asegurar su existencia fuera del servicio público. Desde el punto de vista ambiental y social, las externalidades negativas que el transporte en vehículos automotor conlleva, comienzan a ser reconocidas y progresivamente contempladas en el balance económico de las ciudades.


Finalmente, desde el punto de vista de la ingeniería, el agotamiento de las infraestructuras viarias urbanas (obsoletas tras unos pocos años de vida), junto con un tratamiento claramente insuficiente de la movilidad y la reserva para nueva infraestructura en los planes generales urbanos, ocasiona problemas de difícil solución. Así pues, el modelo de movilidad actual, a todas luces insostenibles, exige un cambio profundo que permita frenar los impactos asociados al uso a gran escala de los vehículos a motor, de esto no escapa el Municipio Alberto Adriani, donde el transporte público es deficiente y las vías ya tienen una gran cuota de deterioro, aquí confluyen elementos que hacen aún más insostenible la movilidad, dado que la señalización y correcta demarcación solo está presente en algunas intersecciones viales causando esto mayor sensación de deterioro, huecos en la capa asfáltica y escasez de material para el mantenimiento.


En el Municipio que nos merecemos, la elaboración de un Plan de Movilidad Sostenible ha de ser, por tanto, el resultado, en primer lugar, de una reflexión transversal que busque el equilibrio entre urbanismo, transporte y calidad de vida. Por ello, ha de contar con la participación activa de todos los agentes y sectores, con el fin de conseguir el consenso social y avanzar colectivamente hacia la sostenibilidad global del sistema urbano, además de estar pensada su inversión a lo largo de los años para garantizar la movilidad de nuestra gente trabajadora y de los muchos otros que transitan en nuestro municipio por razones geográficas y económicas.


En el municipio que nos merecemos, la movilidad es reconocida como el factor más influyente en nuestra economía. Eso, es lo que nos merecemos.




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